Había una vez, un pequeño cachorro tigre; al que le encantaba saltar y jugar en la pradera que se encontraba cerca del bosque. Aunque, a simple vista pareciese muy travieso era un poco miedoso; por lo que no tenía amigos, ya que se burlaban de él los demás animales.

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Como de costumbre salió a jugar a la pradera, pero el día era un poco nublado, sin embargo, esto no le fue un impedimento para divertirse.

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Pero de repente, una gran tormenta se avecinó y todo oscureció, por lo que al principio se asustó mucho pero luego decide buscar el camino de regreso a casa, sin embargo, la lluvia había borrado sus huellas y le fue imposible regresar.

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Aunque por un momento había perdido la esperanza, decidió armarse de valor, pero de lo que no se percató es que mientras más seguía avanzando se acercaba a un gran abismo en el que cayó, pero a pesar de su esfuerzo, se fue al vacío.

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Después de ese gran susto el pequeño tigre despierta en un lugar desconocido que a simple vista parecía un planeta misterioso. Aunque se encontraba un poco aturdido por el golpe, decidió explorar este lugar y se encontró con cosas maravillosas y al fondo había algo que brillaba mucho y le llamaba la atención; por lo cual decide acercarse.

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Al llegar, se encuentra con una roca muy brillante en la que había una marca que parecía la mano de un tigre  en la parte de abajo tenía una frase que decía:

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“Si llegaste hasta aquí por algo fue, aquí encontrarás paz, pero si decides volver lo puedes hacer”

 

• ¿Debía regresar?

• ¿Valdrá la pena realmente?

• ¿Acaso alguien me extraña?

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¡No!  Haré lo que mi corazón dicte. Me quedaré aquí, estoy solo, soy inmensamente feliz.